En unos momentos convulsos como los que se están viviendo en algunos países, creemos que es importante recordar retazos de nuestra propia
historia que no han de volver a repetirse y que hablan sobre el valor de los
derechos y libertades de los ciudadanos. Es necesaria la memoria
histórica para recordar y no olvidar, sobre todo porque aun hoy, en esta
sociedad tan avanzada en la que nos encontramos desafortunadamente en
muchos países no se tienen en cuenta esos derechos y libertades de los
que hoy muchos podemos disfrutar.
1 de diciembre de 1955, Alabama, Estados Unidos. Como cada mañana Rosa Parks volvía a casa después de su jornada de trabajo. Cuando tomó asiento, el conductor pidió a los pasajeros de raza negra que se levantaran y dejaran libre los asientos que habían ocupado para que se sentaran los pasajeros de raza blanca. Tres personas de raza negra se levantaron, pero en ese momento Rosa permaneció impasible y se negó a ceder su asiento. Su negativa la llevaría a la cárcel por desorden público.
En respueta a este encarcelamiento, Martin Luhter King, desconocido hasta el momento, condujo un boicot contra los autobuses públicos de Montgomery. Este movimiento terminaría con las prácticas de segregación racial en los autobuses y marcaría el inicio del fin de esta segregación en Estados Unidos. Rosa Parks se convertiría en un icono en pro de los derechos civiles.
Años más tarde, visitando el Henry Ford Museum, un abuelo octogenario cuenta esta historia a su nieto, movido quizá por el remordimiento de no haber actuado él de la misma manera aquella mañana en la que cedió su asiento a un blanco, en el autobús de Rosa y también para que recuerde esa oscura etapa de la historia de su país y el valor de cientos de ciudadanos que lucharon en favor de los derechos de miles de americanos.
Fabricio Silei, autor de “El autobús de Rosa”, rescata del olvido esa etapa ominosa de la historia de los Estados Unidos y pone voz a las historias que este abuelo afroamericano cuenta a su nieto sobre la segregación racial. Como cuando había escuelas separadas para niños blancos y para niños negros, o cuando estaba prohibido entrar en los locales destinados solo a los blancos, o también cuando unos encapuchados perseguían a los negros solo por el color de su piel.
Mauricio A.C. Quarello, que ya tomó como base a otros pintores en “Cuaderno de animalista” (Editorial OQO), da cuerpo a esta historia con sus ilustracioneses, en las que nos relata una etapa de la historia de los Estados Unidos y al mismo tiempo homenajea al gran pintor realista norteamericano Edwar Hooper.
Como Hooper, Quarelo trata de retratar la cotidianeidad de los personajes, los epacios amplios casi vacios que nos revela la soledad de los mismos. Cada escena está marcada por la luz y el color y en ocasiones por el blanco y negro, quizá también un guiño al cine negro de la época y tal como esas imágenes permanecen en nuestra memoria.
“El autobús de Rosa”. Publicado por Barbara Fiore Editora.
LUIS.