20 de febrero de 2014

LAS GAFAS DE VER.


Hay veces en que nos empeñamos en mirar hacia arriba, omnubilados por aquello que nos parece bello y a la vez inalcanzable y no nos damos cuenta, ni nos paramos a pensar, que a nuestra misma altura, delante de nuestros propias cejas, hay infinidad de cosas que son alcanzables y a la vez maravillosas; cosas, objetos, personas a las que no les damos oportunidad de mostrarnos su hermosura, porque nos les prestamos atención alguna.

Para estos casos sería recomendable que todos y todas pudiésemos tener a nuestro alcance unas "gafas de ver", pero no nos referimos a una gafas de pasta o metal ¡de esas algunos ya las tenemos!, sino unas auténticas gafas que nos permitan ver las cosas sencillas que nos rodean, las hermosuras que tenemos delante, muy cerca y a las que nunca echamos cuenta, por empeñarnos muchas veces en admirar la belleza de lo que, por inalcanzable, nos parece grandioso.

Eso es justo lo que le ocurre al protagonista de nuestra historia, Carlitos, un pequeño niño (bueno, ya sabéis que el tamaño siempre es relativo en función de con quién o con qué nos comparemos) que solo tiene ojos para Inés, una niña mucho mayor, para quien él no existe. Por mucho que lo intenta Carlitos no lo consigue, ni abriéndole las puertas a su paso o poniéndose una nariz de payaso, ni siquiera cuando Inés se puso un día sus gafas nuevas... Ella nunca se fija en él.



Entonces Carlitos creerá encontrar la solución precisamente ahí: si se coloca él también una gafas conseguirán que todos se fijen en él, incluso Inés, así que probará con distintas gafas, de diferentes y variopintos modelos, hasta que al final se pondrá unas auténticas gafas de ver, hechas a su medida.


Y será el día que estrene sus nuevas gafas de ver cuando llegará la sorpresa más inesperada, pues verá a alguien que nunca había visto y que, desde un principio, había estado al lado de Inés. Una pequeña persona que hará ver a Carlitos que unas gafas de ver era justo lo que necesitaba...


Sin duda, nos ha encantado esta divertida y, a la vez, tierna historia de Margarita del Mazo. Una historia que nos habla de la importancia de las pequeñas cosas en las que a veces no reparamos, pero que siempre están ahí, a lo mejor incluso a nuestro lado, muy, muy cerca.

Ella misma cuenta en su blog que la idea del álbum surgió de la imagen del propio ilustrador, el genial Guridi, quien también lleva gafas, unas auténticas "gafas de ver". Creemos que el acierto de este álbum, editado por La Fragatina, reside en que se ve claramente que autora e ilustrador han trabajado juntos en el proceso de creación del mismo, de ahí que la propia Margarita del Mazo haya dicho del trabajo final de Guridi: "sus dibujos, de líneas sencillas no callan, hablan y bailan constantemente con las palabras del texto para juntos contar una historia".

Y ahora, amigos y amigas, poneos vuestras gafas de ver, aunque ni siquiera tengan critales, y salid a la calle a disfrutar de las cosas sencillas y hermosas de la vida...

JOSÉ CARLOS.