Antes de que lleguemos a comprender el significado de las
palabras en los primeros años de nuestra existencia, los gestos son esenciales para hacernos con
nuestro entorno más cercano y empatizar con los que nos rodean. Los gestos, las
miradas, las caricias, los abrazos son esenciales en estas primeras edades para
la formación de la personalidad del niño. De este modo nuestra autoestima se
verá fortalecida. Lo que somos es en parte fruto de las muestras de amor y
estima de los que con nosotros van.
"No hace falta la voz" el libro que hoy nos acompaña está repleto de esos momentos
tan intensos que nos ofrecen los que más cerca tenemos. Sus palabras son
fundamentales para sentirnos queridos y apreciados. Palabras que nos llenan de
paz y alegría en nuestra vida cotidiana.
¿Pero qué ocurre cuando no son posibles esas palabras?….En
el amor, en la amistad solo basta un gesto o una mirada cómplice, una caricia, un
abrazo intenso y sincero para que surjan en nuestra mente esas y otras palabras
que necesitamos y que nos llenan de emoción.
Pero es que no son solo necesarias las palabras para
demostrar nuestro afecto o nuestra estima, solo un gesto es suficiente para que
nos sintamos queridos y seguros, para llenarnos de felicidad en tan solo un
instante…….Siempre reprocharemos a aquellos que no utilizan las palabras para
demostrarnos su afecto pero tras la lectura de esta historia seremos un poco más conscientes de todo lo que entraña un abrazo y
una caricia sincera.
Armando Quintero el autor de esta preciosa y tierna historia
explica que su abuelo del corazón era un anciano, vecino de su casa de
niño, al que él siempre sintió como de la familia. Este personaje le inculcó su
pasión por la lectura y, en concreto, hacia estos animales cuando, un día, le
explicó lo siguiente:
“Todos los animales tienen los sonidos para llamarse y decirse que se quieren, menos las jirafas. Son mudas. Tan mudas que no emiten ningún sonido. Pero, como los mudos, para decirse que se quieren abren muy bien los ojos, por eso ellas los tienen tan grandes y se tocan. Y eso se lo enseñan a otros seres”.
“Todos los animales tienen los sonidos para llamarse y decirse que se quieren, menos las jirafas. Son mudas. Tan mudas que no emiten ningún sonido. Pero, como los mudos, para decirse que se quieren abren muy bien los ojos, por eso ellas los tienen tan grandes y se tocan. Y eso se lo enseñan a otros seres”.
Aprendamos de ellos.
Ilustrado por Armando Soma al que ya conocimos por sus
bellas ilustraciones en La reina de las ranas, “No hace falta la voz” ha sido
editado por la Editorial OQO.
LUIS