"Aquella mañana, al levantarme, lo vi.
A los pies de mi cama había un balón que no era mío.
No sé de dónde vino.
APARECIÓ".
¿Sabemos gestionar la llegada de alguien nuevo a nuestras
vidas? ¿Cómo nos adaptamos al que llega
nuevo a ellas? ¿Somos capaces de aceptar que ocupe nuestro espacio? ¿Podemos
quizá compartir con los otros ese mundo que creíamos
nuestro? ¿Valoramos lo que de positivo pueda aportarnos?… Quizá son demasiadas
preguntas. Pero después de la lectura de “El intruso” merecerá la pena
contestarlas.
“El intruso” es una estupenda pesadilla o un mal sueño que
Pablo Albo nos ofrece para hacernos reflexionar sobre nuestro lugar en el
mundo. Convertida en una obsesión, la historia del protagonista de este cuento nos recuerda a la de Gregorio Samsa en “La
metamorfosis” de Franz Kafka. Y es que Pablo Albo, como Kafka, es sin duda el maestro
de la metáfora, que tantas veces ha
utilizado en sus obras. Esta vez, de modo
magistral, esa metáfora va a
servirnos para hacernos reflexionar
sobre cuál es nuestro lugar en el mundo y afrontar que no estamos solos,
alejando ese miedo a que otros ocupen nuestro espacio.
A partir del día en el que un balón entra por la ventana de su habitación, el joven protagonista de esta historia no encontrará paz… ¿Qué quiere esa pelota entrometida? ¿Querrá ocupar su espacio? El protagonista observa como el balón va ocupando su habitación, entablando amistad con sus otros juguetes. Sus intenciones no pueden ser buenas. Obsesionado, tomará medidas contra el intruso y, quizá, de esta manera tan solo logrará complicar su situación.
Un cuento con un toque claustrofóbico sobre una obsesión...
¿Por qué esa obsesión por delimitar fronteras y establecer límites, viendo al que llega como un
intruso? Pablo Albo nos hace reflexionar sobre la llegada de alguien a nuestras vidas como nuestro peor enemigo. Una
historia que sin duda puede servirnos para establecer un diálogo con nuestros
alumnos y alumnas en nuestras aulas. Porque quién sabe, el intruso puede ser
aquel hermano nuevo que aparece inesperadamente, el nuevo amigo que entra en
nuestro círculo, el extranjero que traspasa nuestras fronteras…. ¿Estamos
preparados para afrontar las novedades en nuestra vida? ¿Y para acoger a aquel que llega? Otra vez demasiadas preguntas, pero que pueden
tener una fácil respuesta, porque quizá ese intruso hayamos sido nosotros mismos en algún momento.
Sin duda Pablo Albo nos demuestra otra vez que es uno de los
mejores narradores de nuestro país. Su prosa mínima nos atrapa y sus metáforas nos
conmueven. Uno de los autores del panorama Lij que no debe faltar en nuestras
bibliotecas. Su versatilidad nos asombra cada día. Conmovedor y tierno pero al mismo tiempo
burlón y divertido, a veces rozando el surrealismo, sus textos son para leer y
releer una y otra vez, ya que la obra de
Pablo Albo no se queda en una simple lectura, son siempre algo más, elevando como siempre la calidad de
la literatura infantil en nuestro país.
Las imágenes coloridas de Cristina Sitja Rubio dan frescura y dinamismo al maravilloso texto de Pablo Albo, editado por Editorial A buen paso.
LUIS
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