A veces los sucesos más inesperados, aunque puedan parecer
en un principio dolorosos o adversos, pueden
cambiarnos la vida. En un instante hacen que puedan modificarse nuestra forma
de pensar y nuestra forma de actuar.
Esto, y aunque el título de esta historia pueda parecer
contradictorio, es lo que le ocurre a
esta familia de pequeños ratones en “Una feliz catástrofe”.
Antes de la catástrofe la pequeña familia Ratón vivía en una
modesta madriguera entre la alacena y la cocina de una lujosa mansión. El señor
Ratón estaba como todos los ratones orgulloso de sus bigotes, de su voz grave y
amante de la buena mesa. Después de su duro trabajo en la empresa y después de
la sobremesa el señor Ratón contaba mil y una historias a sus hijos, los cuales
le escuchaban entusiasmados. Pero lo cierto es que lo que más deseaba el señor Ratón
era estar tranquilo, leer su periódico, sus zapatillas, orden, calma, los niños
quietecitos, un aperitivo, un cigarrito y sobre todo, sobre todo, la cena que
siempre era preparada con gran amor por la señora Ratona.
Por el contrario la señora Ratona era abnegada, cuidadosa y
amorosa con su gran prole, dulce y modesta como todas señoras Ratonas, pero
sobre todo dócil. Cuidaba y mantenía limpia y en orden su madriguera y como no,
sus hijos estaban aseados y bien alimentados. Era tan paciente que incluso permitía
que el señor Ratón le diera lecciones de cocina sobre la comida que ella
preparaba con tanto esmero. Tal era su paciencia que podía escuchar las largas
historias que el señor ratón contaba a sus pequeños mientras ella recogía la
mesa y fregaba los platos después de la cena……hasta que entre tanta monotonía, llegó por fin la feliz catástrofe que lo
cambiaría todo para siempre.
Hay situaciones que no pueden mantenerse por mucho tiempo y
aunque la historia de esta familia de ratones no nos resulte tan alejada, y sea aún
muy común en muchos hogares, basta solo con una pequeño suceso para que todo
cambie y nos lleve a modificar aquello la sociedad nos ha impuesto.
Cambiar los papeles, modificar y eliminar estereotipos
machistas es lo que nos ofrece esta maravillosa fábula de Adela Turín, autora
del clásico "Rosa Caramelo". La escritora es todo un referente ya desde la década de los 70
acercando a los más pequeños a temas coeducativos a través de la literatura, de
modo que ya desde la infancia se pueda combatir la discriminación de género y
se transformen los roles familiares.
La fábula que nos acerca Adela Turín no está desfasada, todo
lo contrario. La permanecía de estereotipos sexistas aún impera por desgracia en nuestra sociedad y erradicarlos no es tan
sencillo, por ello sus historias no pasan de moda.
Es así que desde la escuela y sobre todo en el seno familiar
estas historias se deban contar una y otra vez .Pero sobre todo, y ante todo
exige una reflexión posterior a su lectura con los más pequeños para erradicar,
aunque sea difícil el machismo imperante en nuestra sociedad.
Adela Turín y Nelia Bosnia crearon en 1975 esta historia
para revisar el lugar que ocupa la figura femenina en la familia y en la sociedad.
Después de 40 años algo ha cambiado pero nos queda muchísimo camino que
recorrer, por ello la Editorial Kalandraka con gran acierto ha rescatado este
clásico de la literatura infantil que hoy os ofrecemos ya que aún es necesaria
esa reflexión que nos lleve a una sociedad verdaderamente igualitaria.
Gracias a la
Editorial Kalandraka por hacernos llegar sus maravillosas historias. LUIS