Las páginas del libro que abrimos hoy, por desgracia, no nos cuentan una historia fantástica, si no que es la realidad que viven o han vivido
recientemente muchos niños en países inmersos
en conflictos bélicos.
Niños que viven historias diferentes a los que tenemos más
cercanos. Una realidad cruda y difícil para ellos, privados de una infancia
feliz y rodeados de situaciones que para ellos es difícil comprender pero que
forman parte de su vida diaria.
Pero entre el horror, el miedo, la incomprensión, el mundo de
la infancia es capaz de soñar con un mundo diferente, en el que el diálogo y la
paz son posibles, como nos demuestran las protagonistas de este maravilloso
cuento.
Esta es la historia de Amina y el dialogo que establece con
su madre mientras mira a través de la ventana el cielo estrellado de un país en
guerra.
Amina sueña con plantar un árbol junto a su casa cuando
termine la guerra, y un jardín lleno de flores. Un jardín que tiene un destino,
ver crecer las flores que regalará al general del país en guerra y al que pedirá
que forme un ejército de soldados
plantadores de flores y al que también dirá que los
niños no quieren bombas, ni disparos, ni carros de combate, ni aviones de
reconocimiento, ni soldados armados por las calles. Y es que Amina, como tantos niños, sueña con pasear por
calles alegres, abandonar la tristeza e ir al colegio todos los días sin
miedo y ser como los niños y niñas de
las ciudades alegres. Pero sobre todo que los poderosos les dejasen construir
su futuro y alimentar la esperanza.
Todo un himno y un manifiesto sobre la paz y
la esperanza, donde es posible construir un futuro a través del diálogo….El
mismo que establecen madre e hija en esta noche estrellada y raramente en
calma, que les permite por unos instantes soñar a ambas y ser felices aunque sea fugazmente. Soñar con
cosas para nosotros cotidianas pero para ellas tan lejanas: oír el trino de los
pájaros, observar el color de las flores, el vuelo de las mariposas, oír el zumbido de las abejas a la hora de la siesta en verano, sentir
la suave brisa llena de fragancia del jardín y pasear por la orilla del rio
elevando al viento una cometa.
Esperemos que este sueño, el de Amina y millones de niños, se
haga un día realidad y sobre todo que nuestros niños, a través de estas historias, no
vuelvan la mirada a ese jardín sin flores pero lleno de esperanza.
Todo un manifiesto sobre La Paz escrito tiernamente por Anna Gasol, que cuenta con el valor añadido de las maravillosas y coloridas ilustraciones de Mariona Cabassa, que dotan de alegría al sueño de Amina.
"El sueño de Amina" ha sido editado por la Editorial Edelvives.
LUIS