«A veces dejo que salgan a volar
mis historias perdidas, historias que nunca escribí y que
duermen en mi memoria. Como la del marciano con cara de sapo,
la raya que escapó de la pizarra o la niebla invernal, la densa
niebla invernal donde se oculta una bestia insaciable.»
Hay libros que por su temática, bien por la forma en que son contados, o por las fantásticas ilustraciones que contienen y que invitan a soñar, encajan a la perfección en este blog, en el que nos permitimos invitar a soñar con tanta frecuencia.
Todos hemos imaginado e inventado historias, de pequeños (y no tan pequeños)... Historias como aquella que recuerdo de ser un temido pirata, también un valiente personaje de cuento que luchaba contra dragones, o aquella otra en la que montaba en mi nave espacial para viajar por las estrellas... Y todas estas historias, que creíamos haber perdido con el paso de los años, siguen en nuestra cabeza, escondidas en alguna esquina, y de vez en cuando, como por arte de magia, vuelven a resurgir.
Esto es lo que me ha pasado al abrir el álbum "
Mis Historias Perdidas" (Libros del Zorro Rojo), del ilustrador gallego
Xan López Domínguez, que ha conseguido conjugar en este libro, a la perfección, sus historias imaginadas con unas imágenes gráficas bellísimas, que sin duda permiten al lector penetrar y vivir junto al autor "sus historias perdidas". Por ello, Mis historias perdidas ha sido seleccionado entre los
White Raven, un catálogo anual que contiene una selección de los mejores libros de literatura infantil y juvenil de todas partes del mundo.
Este magnífico álbum ilustrado supone una invitación a imaginar, a soñar con el autor sus propias historias, sobre todo a través de las imágenes, donde abundan los personajes fantásticos, a veces excesivamente alargados, otras curiosamente inflados, o personajes voladores frutos de la imaginación de Xan López.
Pero a parte de invitarnos a soñar, el autor también nos propone un juego al final... el juego que a nosotros más nos gusta.... nos invita a inventar nuevas historias a partir de las suyas. Y así nos lo explica:
«Todas ellas son historias perdidas
que siempre vivirán en mis recuerdos;
y aunque nunca lleguen
a tener diálogos, humor o intriga…
quizás en tu imaginación encuentren
algo semejante a un final feliz».
Esta, sin duda, es la mejor invitación que podía hacernos... a estos soñadores de cuentos.