“Cuando era pequeño, Drilo lloraba a todas horas. Por la mañana,
a medio día, por la tarde, también por la noche. Estando solo, acompañado,
despierto o soñando. Su familia y sus
amigos le preguntaban: ¿Qué te ocurre, Drilo? ¿Por qué lloras? Pero él no lo
sabía.”
En muchas ocasiones, padres, madres y educadores nos
encontramos a diario ante esta y otras
situaciones parecidas con los más pequeños. Y es que para ellos aún es difícil descubrir
y gestionar sus propias emociones. Las emociones están presentes en nuestras
vidas, en nuestra cotidianidad. Es esencial saber descubrirlas, gestionarlas y
utilizarlas de modo adecuado, porque sin duda nos va a permitir afrontar
nuestras relaciones con los demás de un modo más ajustado y, sobre todo, conocernos
a nosotros mismos.
Hacernos emocionalmente inteligentes exige de un trabajo que
debe estar presente en las escuelas y en el seno familiar, sobre todo en un mundo y una sociedad como la que vivimos actualmente. Es primordial que desde las primeras
edades conozcamos, comprendamos y controlemos las emociones, aspecto básico
para que niños y niñas crezcan sanos y fuertes emocionalmente y se desenvuelvan
de modo adecuado.
Controlar la ira, reconocer las emociones básicas, saber
nombrarlas y afrontarlas, desarrollar la empatía y la comunicación
con los demás, saber escuchar, descubrir las emociones secundarias, abrirse a
la expresión de las mismas, son algunos de los aspectos que hay que trabajar
con los más pequeños, porque la inteligencia emocional supondrá trabajar una
serie de habilidades que son tan importantes para la vida y el trabajo como las
asignaturas habituales que trabajamos en las aulas. Un niño puede ser excelente
en ciencias, matemáticas o literatura y ser incapaz de controlar su rabia o su
ira, establecer relaciones o manejar situaciones de stress.
Hoy estamos de enhorabuena ya que llega por fin a nuestras
manos el éxito editorial de la temporada “ El emocionómetro del inspector Drilo”.
Un auténtico manual para trabajar con los más pequeños las emociones básicas de
modo divertido y motivador. Un completísimo manual que nos atrapó nada más
abrir las primeras páginas y que ya ha tenido el éxito esperado al trabajarlo
en el aula con nuestros alumnos y alumnas.
Susanna Isern, su autora, nos sumerge en el mundo de la inteligencia emocional de modo extraordinario. Un arduo trabajo para que los más pequeños conozcan al detalle cada una de las emociones básicas a través de las investigaciones de Drilo, un simpático cocodrilo que se mete en la piel de un auténtico investigador privado para adentrarse en el mundo de las emociones.
Susanna Isern, su autora, nos sumerge en el mundo de la inteligencia emocional de modo extraordinario. Un arduo trabajo para que los más pequeños conozcan al detalle cada una de las emociones básicas a través de las investigaciones de Drilo, un simpático cocodrilo que se mete en la piel de un auténtico investigador privado para adentrarse en el mundo de las emociones.
A través de distintitas historias nos descubrirá el miedo,
la alegría, los celos, la tristeza, la vergüenza, la envidia, la sorpresa, el
asco, el enfado y el amor. Nos explicará cuáles son los cambios físicos que
experimentamos y nos dará algunas recetas para afrontar dichas emociones. A partir
de este maravilloso manual y con ayuda del inspector Drilo podremos hablar con
nuestros pequeños de las distintas emociones que afrontan a diario y a
reflexionar sobre ellas y a utilizar su invento estrella: el emocionómetro, un
singular artilugio para medir nuestras emociones.
Pero el Inspector Drilo no estará solo en este trabajo. Unos
pequeños y divertidísimos personajes lo
acompañarán en esta tarea, haciendo que esta obra sea aún más motivante. Estos simpáticos
personajes son: Yupi, Asustín, Mister Sad, Pelusa, Sonroja, Topamí, Ojiplática,
Ceñuda, Puaj y Mimo. Con ellos será sin duda más divertido acercar a los más
pequeños a las emociones. En nuestras aulas ya son…. ¡imprescindibles!
Y que sería de esta obra sin el magnífico y excepcional trabajo que la ilustradora Mónica Carretero realiza para “El emocionómetro del Inspector Drilo”. Fiel como siempre a su singular estilo, sus coloridas y divertidas ilustraciones se convierten en el complemente perfecto al texto de Susanna Isern, y ayudarán a los más pequeños a adentrarse y comprender mucho mejor el difícil mundo de las emociones.