En la actualidad la figura de los abuelos está muy presente
en la vida de niños y niñas, ya que lejos de vivir aquellos su jubilación de
otro modo, son los encargados en muchas ocasiones cuidar a los pequeños y vivir
una segunda paternidad.
Este hecho convierte a nuestros abuelos en figuras
imprescindibles hoy día, figuras esenciales que forman parte de juegos y experiencias
que quedarán grabados en la mente de los más pequeños eternamente. Personas de
referencia que sin duda nos marcarán para siempre.
La portada de “El
abuelo de Zulaimar” , el maravilloso cuento que hoy os presentamos, nos cautivó ya antes de abrir sus páginas. Una preciosa
postal llena de ternura que sirve de introducción a una particular
historia de amor hacia los abuelos que ya no están con nosotros. La ternura con la que la protagonista observa el espacio vacío que tenía que ocupar
la figura del abuelo es todo un canto al amor y la admiración hacia nuestros
mayores.
Zulaimar no tenía abuelo pero todas sus amigas tenían uno. Echaba de menos todo lo que ellas hacían con ellos: ir al parque, tomar helados, trazar caminos en la arena e incluso inmensos castillos que llegaban hasta el cielo. Por eso se le ocurrió pedir prestado uno de ellos a sus amigas... pero la respuesta no fue todo lo positiva que ella esperaba.
Zulaimar no tenía abuelo pero todas sus amigas tenían uno. Echaba de menos todo lo que ellas hacían con ellos: ir al parque, tomar helados, trazar caminos en la arena e incluso inmensos castillos que llegaban hasta el cielo. Por eso se le ocurrió pedir prestado uno de ellos a sus amigas... pero la respuesta no fue todo lo positiva que ella esperaba.
De este modo comienza la historia de Zulaimar, una historia llena de fuerza, entrañable y tierna, que lejos de entristecernos nos fuerza
a creer en la creatividad y la imaginación como elementos que nos pueden hacer
más felices. Y es que Zulaimar, lejos de amilanarse, construirá a su propio
abuelo con el que vivirá miles de aventuras.
Una historia creada por Juan Carlos Méndez Guédez que está cargada de momentos memorables, llenos de ternura y alegría. La pequeña Zulaimar nos enseña cómo frente a la soledad hay que reinventarse y utilizar la fuerza que nos puede dar creer en nosotros mismos, en este caso utilizando la imaginación y la creatividad como armas imprescindibles, frente a la tristeza. Y es que esa capacidad creativa que todos llevamos dentro puede poner freno a situaciones hostiles que podemos vivir, pero sobre todo crear belleza y ternura. Zulaimar y su abuelo con olor a sandía lo consiguieron.
Con ilustraciones de Elsa Klever, "El abuelo de Zulaimar“ ha sido
editado por la prestigiosa editorial gallega OQO.
LUIS
LUIS