26 de enero de 2014

NO HACE FALTA LA VOZ




Antes de que lleguemos a comprender el significado de las palabras en los primeros años de nuestra existencia,  los gestos son esenciales para hacernos con nuestro entorno más cercano y empatizar con los que nos rodean. Los gestos, las miradas, las caricias, los abrazos son esenciales en estas primeras edades para la formación de la personalidad del niño. De este modo nuestra autoestima se verá fortalecida. Lo que somos es en parte fruto de las muestras de amor y estima de los que con nosotros van.

"No hace falta la voz" el libro que hoy nos acompaña está repleto de esos momentos tan intensos que nos ofrecen los que más cerca tenemos. Sus palabras son fundamentales para sentirnos queridos y apreciados. Palabras que nos llenan de paz y alegría en nuestra vida cotidiana.

¿Pero qué ocurre cuando no son posibles esas palabras?….En el amor, en la amistad solo basta un gesto o una mirada cómplice, una caricia, un abrazo intenso y sincero para que surjan en nuestra mente esas y otras palabras que necesitamos y  que nos llenan de emoción.


Pero es que no son solo necesarias las palabras para demostrar nuestro afecto o nuestra estima, solo un gesto es suficiente para que nos sintamos queridos y seguros, para llenarnos de felicidad en tan solo un instante…….Siempre reprocharemos a aquellos que no utilizan las palabras para demostrarnos su afecto pero tras la lectura de esta historia seremos un poco más  conscientes de todo lo que entraña un abrazo y una caricia sincera.

Armando Quintero el autor de esta preciosa y tierna historia explica que su abuelo del corazón era un anciano, vecino de su casa de niño, al que él siempre sintió como de la familia. Este personaje le inculcó su pasión por la lectura y, en concreto, hacia estos animales cuando, un día, le explicó lo siguiente:

“Todos los animales tienen los sonidos para llamarse y decirse que se quieren, menos las jirafas. Son mudas. Tan mudas que no emiten ningún sonido. Pero, como los mudos, para decirse que se quieren abren muy bien los ojos, por eso ellas los tienen tan grandes y se tocan. Y eso se lo enseñan a otros seres”.
Aprendamos de ellos.



Ilustrado por Armando Soma al que ya conocimos por sus bellas ilustraciones en La reina de las ranas, “No hace falta la voz” ha sido editado por la Editorial OQO.

  LUIS

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