"Zimbo mira con tristeza
los hilos que surgen
de sus manos de madera.
Cuerdas largas y tensas que se elavan
más allá de las nubes,
más allá de las estrellas,
y se anudan a los cruces de roble
que sujetan unas manos viejas y sabias.
Las manos del Titiritero".
Tener grandes ataduras puede crearnos una gran infelicidad, al no permitirnos desarrollarnos como nos gustaría. Nos esforzamos constantemente por encontrar la libertad, liberarnos de esas ataduras, pero a veces no pensamos que al liberarnos de ellas podemos dejar atrás a personas que nos quieren. Ese es el precio que hay que pagar de vez en cuando.... sufrir el dolor de dejar marchar a las personas que queremos.
Arturo Abad nos plantea este dilema de la búsqueda de libertad, constante en el ser humano, reflejado en la figura de Zimbo, un títere que pide a su dueño que le corte las cuerdas que atan sus pies y manos para poder viajar a conocer el mundo. Esa sería su mayor felicidad. Por supuesto, el anciano que tanto le quiere, en un gran acto de generosidad, no se podrá negar y ésto creará en el titiritero un gran desconsuelo, porque al hacer realidad el sueño de su muñeco, él sentirá "como se rompen los hilos que tensan su alma". Y sobre todo, porque sabe que detrás de Zimbo irán el resto de sus marionetas...
Una historia que me ha recordado a la de muchos padres y madres que saben que es inevitable la partida de los hijos, pero que a su vez les encantaría retenerlos simpre a su lado. Una difícil mezcla entre el egoísmo y la comprensión y resignación más auténtica.
La conmovedora historia viene acompañada con las poéticas imágenes a lápiz de Joanna Concejo, que utiliza preferentemente el blanco y negro, frente a algunos toques de color en algunos elementos de la naturaleza, que encarnan los momentos más felices de la historia, especialemente al final, cuando el protagonista alcanza la libertad tan ansiada.
Una tierna y conmevedora historia, novedad de la editorial Oqo.
JOSÉ CARLOS.