"Había una vez
un laborioso carpintero
que se llamaba
Firmin..."
Así comienza esta fantástica historia, que en realidad esconde dos. Por una lado encontramos la historia de Firmín, un laborioso carpintero que con sus prodigiosas manos consigue crear objetos grandiosos que rozan la perfección y que despiertan la admiración de todos, de uno a otro confín.
Y es esta admiración la que introduce la segunda y más importante historia del libro. La historia rocambolesca del Barón Von Bombus que un día pierde un brazo en una batalla. El Médico, la Baronesa, el Ministro y el Cardenal acudirán a Firmín para que le fabrique uno nuevo.
Pero la cosa no acaba aquí, ya que el resultado gusta tanto al Barón que hará que vuelva a la batalla con más energía todavía, y así poco a poco irá perdiendo partes de su cuerpo, sin parecer que le importe lo más mínimo. El carpintero será entonces el encargado de ir reemplazando cada una las extremidades dañadas en sus batallas hasta llegar a..... ¿hasta dónde será capaz el carpintero de llegar sustituyendo partes de cuerpo del aristócrata?... un final cargado de humor.
El creador del álbum, Iban Barrenetxea, ya nos tiene acostumbrados a este tipo de historias cargadas de elementos fantásticos, ¿os acordáis de la historia del famoso Doctor, Botánico y Filósofo natural Bombastus Dulcimer, en Bombástica Naturalis?. Historias que ilustra magistralmente y que las hacen inigualables, al estar cargadas de detalles y, en esta ocasión, de algún que otro toque de humor.
Os dejamos con el booktrailer del libro, editado por A Buen Paso.
JOSÉ CARLOS.
no lo conocía, está super chulo
ResponderEliminarMuchas gracias, José Carlos. Un honor ver al Carpintero en vuestra página...
ResponderEliminarMe he hecho con él hace un par de semanas y me ha gustado tremendamente. Enhorabuena por la obra, Iban.
ResponderEliminarBarrenetxea es de los mejores ilustradores que tenemos. No cabe duda. Siempre se lo acabo recomendando a los turistas japoneses, que parece que tienen más cultura que otros en esto de venir a las librerías a comprar cuentos como souvenir.
ResponderEliminar